martes, 18 de agosto de 2009

CORTE


Hoy es la pedida de mano de la hija de Pepa. Tiene que estar todo perfecto, piensa Pepa, mientras Charo Roca coge las tijeras con intenciones asesinas: tiene el abdomen hinchado y es un día de esos en los que aprovecharías el impulso uterino para cortarle la yugular a una vieja beata y menopáusica. Pepa le recrimina a Charo su último corte de pelo y Charo prepara el arsenal. Coloca sobre la mesa tinte, laca, tijeras y peine. Pepa comienza a hablar de Eva, su hija, de su carrera, de asignaturas de las que apenas conoce el nombre y sobre la comida que va a preparar y de lo que han subido los precios. Eva lima entre suspiros sus uñas y Charo la mira con una mirada que rema sobre una balsa de condescendencia y toma consciencia de su gesto criminal. Justo en ese momento lanza el primer trasquilón y el pelo cae como el guante previo al combate. Las facturas, Charo, las facturas. Sobre la mesa auxiliar el cenicero es una fosa común a la que van a parar los malditos hijos de la Phillips Morris, los librillos de papel son impresoras sin tinta que imprimen documentos que tendremos que terminar quemando y la exposición de botes multicolores, a modo de cartel de United Colors of Benetton, presiden la sala de trofeos. Papel de emergencia, documento archivado.

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