lunes, 8 de febrero de 2010


La frente de Javi emana sudor, llanto cerebral, cifras condensadas. La máquina registradora escupe y el grifo de cerveza es el psicoterapeuta de media ciudad. Esta tarde hay partido, lo anuncia la pizarra que hay en la puerta. Matilde comienza a realizar sus equilibrios sobre escalera y dos mesas para colocar el cañón que proyectará el partido en la pared. Matilde es una navaja suiza, un kit de salvamento, una caja de herramientas, el libro gordo de Petete. Nació sabiendo y durante su vida se dedicó a aprender. Javi sujeta la escalera con las axilas bañadas en cubalibre de colonia y sudor, y con la condensación de la frente deslizándose por los laterales de su cara, creando ríos, afluentes, meandros y terminando en cascada que desemboca en el cuello de su camisa blanca.