lunes, 2 de noviembre de 2009

SIN IMAGEN

La chapela de humo se disipa. Todavía no conozco el origen de la nave espacial que ha salvado a la Gran Vía de ver materializada una de mis peores pesadillas. La gente se aglutina en las pantallas de televisión para intentar recibir información.
Mientras voy a casa empieza a caer una lluvia gélida con rayos incrustados en el cielo. Como si el cielo se abriera y dejara pasar por las grietas que se abren luz y seres o no seres no lo sé.
Empiezo a correr, paso por la plaza en la que el barrendero de bronce sigue con su eterno centímetro cuadrado, con la obsesión de limpiar su puto centímetro cuadrado. Entonces recuerdo a Beppo: paso, inspiración y barrida...